Uno de los cambios más significativos que ha tenido la ciudad en los últimos años es su oferta gastronómica. Antes, las opciones eran bastante reducidas: si querías ir a comer rico ibas a la Provincia, pero allá terminaba uno con los papás, sus amigos y socios de trabajo, no precisamente el ambiente que se quiere un viernes por la noche con amigos. O te confortabas con los diferentes restaurantes en un centro comercial (quiero aclarar, no son malos, es la mejor opción un domingo). Hoy, cuando caminas por la Vía Primavera o Provenza encuentras desde comida orgánica y vegetariana, hasta delicias como hindú y griego, con recetas tradicionales de los países de origen. Y la mejor noticia: existe un boom gastronómico que se siguen expandiendo por nuestra ciudad. Buenos o malos, ¡hay opciones para escoger! Importantísimo para quienes hemos vivido por fuera y la bandeja paisa no es una opción.

Hace pocos días recibí una increíble invitación por parte de Yerbabuena y Dislicores: una degustación de los restaurantes en Paseo Santacoloma, cada plato acompañado de una copa de vino de Finca las Moras. Fiel al vino tinto, me deleite todo el almuerzo con una o dos copas del nuevo vino Dadá con acentos de vainilla (no solo es delicioso, sino el concepto de un vino inspirado en el dadaísmo lo hace más especial y novedoso). Y fue así como comenzó nuestro recorrido.
Montaditos: nos recibieron con una deliciosa tapa con queso brie, jamón serrano y esparrago verde (crocante al morderlo como debe ser). Me encanta la idea de pasar una tarde con amigos comiendo tapas y tomando sangría.

Hanami: después de probarlo, el único sushi que recomiendo. Seamos honestos, la oferta aquí es: una carta como de 50 páginas y divididos por principiantes, medio y avanzados, catalogación que nunca he entendido. Pero la mejor parte es cuando uno encuentra cosas como: Sushi de bandeja paisa. ¿¡WHAT?! Bueno, de pronto no con frijoles, pero si con pollo y madurito. ¡¡Eso no es ni sushi ni comida fusión!! Y si es de pescado este no es freso, el rollo tiene más arroz que otra cosa y las algas… casi te lo debes tragar entero porque es imposible masticar. Pero Hanami… al chef y propietario solo le faltan dos años para convertirse en maestro de sushi (son 30 en total). La capa de arroz es delgada y húmeda, y el pescado por poco sabe a mar, suave y liviano donde logras degustas el salmón o langostino.

Bruno: Según los dos hijos de una amiga, es la mejor pizza que existe, y efectivamente. Como buena amante de la pizza tenía que ir, y admito que es incluso mejor que muchas de las que probé cuando vivía en Milán. Horno de leña y una receta con más de 40 años de tradición. Uno de los varios secretos es inyectar gas carbónico en la masa, esto la hace más crocante y suave a la vez, pero como la cocina no es mi fuerte (pero mi paladar si), no me detuve mucho a preguntar por el proceso, solo a degustar el resultado. Además, ¡tienen uno de los mejores volcanes de chocolate! Es pequeño, así que mejor no compartirlo. Tiene la cantidad perfecta de masa con chocolate derretido en el centro. Al combinarlo con el helado de vainilla (son pocos los casos cuando acepto que no sea de chocolate) la temperatura del chocolate hace que el helado se derrita solo hasta el punto perfecto antes de llevarlo a la boca: la combinación de frío y caliente junto con las tres texturas es como ir al cielo. Lastima que se acabe tan rápido y debas regresar a la tierra, y al otro día programar 30 minutos más en el gimnasio para no sentirte tan culpable… ¿Se nota que me gusta el chocolate?

Fresh Circus: es una hamburguesa deliciosa y al tiempo sana (ahora muchos estamos esta onda). Por mi almorzaría mínimo una vez a la semana hamburguesa (McDonalds y Burger King nunca son una opción). Pero esta se diferencia de todas las otras por dos motivos claves: La carne tiene siete certificaciones de calidad y es 100% Brangus, y créanme que se nota. Y el otro son las verduras orgánicas. En otras palabras, es una hamburguesa gourmet y mientras se eviten las papas a la francesa, la tocineta y no se le echen cargas de salsa de tomate (considero que esta daña cualquier plato) y mayonesa (esta si es una debilidad) se tiene una excelente opción para comer saludable: proteína, verduras y carbohidratos con lo mínimo de grasa. ¡Que valgan la pena las calorías en su mejor forma!

Federal Ribs: no soy la más amante de la carne, pero cuando voy a un restaurante donde esa es la especialidad, por lo general me inclino por las costillas. Para mi hay dos cosas esenciales en unas buenas costillas: el sabor y que la carne se desprenda fácilmente del hueso (educación de familia: aprendí a comerlas siempre con cubiertos, y seamos honestos: nos vemos horribles con guantes de plástico). Y cumplieron con ambos requisitos. Nunca se me había pasado por la cabeza costillas ahumadas con café o tamarindo. Y fue una gustosa sorpresa la que me lleve.

1910 Revolución Mexicana: nunca antes había probado un guacamole con piña, la mezcla de texturas entre la suavidad y delicadeza del aguacate con los trozos fibrosos de la piña hacen una mezcla interesante en muy buen sentido. Pero lo mejor fue el postre: churros. Calientes y frescos que con el olor de recién hechos se hacia agua la boca de todos los presentes. Y las salsas: chocolate y caramelo. Un chocolate sedoso, con la cantidad exacta de leche. Estuve a punto de pedir una cuchara pequeña para terminármelo.


Dos días después regresé con amigos, y lo que más me gustó, es que cada uno puede pedir en un restaurante diferente, lo cual es genial, porque muchas veces resulta casi misión imposible poner a un grupo de acuerdo en el tipo de comida.


